¿Sabías que en nuestro país la demanda de energía en el sector residencial representa aproximadamente el 25 % del consumo final? Por eso, a la hora de seleccionar materiales y equipamientos para nuestro hogar es fundamental priorizar la eficiencia energética. Pero ¿cómo hacerlo?
Claves para lograr viviendas más eficientes
¿Sabías que en nuestro país la demanda de energía en el sector residencial representa aproximadamente el 25 % del consumo final?
Junto a un grupo de expertos, desarrollamos la norma IRAM 11900 que brinda a los profesionales proyectistas herramientas para clasificar energéticamente una vivienda. Además, en su última versión, introduce los ejes principales para poder la evaluar la eficiencia, considerando:
- la energía primaria para calefacción, refrigeración e iluminación
- el agua caliente sanitaria (A.C.S.) y
- los consumos de energía de los sistemas y los equipos de calentamiento de agua existentes, tanto los convencionales como aquellos que utilizan colectores solares térmicos y los sistemas llamados “híbridos”.
A partir de estos cálculos, es posible determinar los valores para cada uno de estos ítems representados en la siguiente etiqueta, los cuales están definidos en la IRAM 11900 y permiten calificar a la vivienda en la escala de eficiencia que va desde la letra A (más eficiente) hasta la letra G (menos eficiente).
La IRAM 11900 también propone contemplar estrategias bioambientales, que son aquellas que buscan reducir el consumo de energía que se destina al acondicionamiento térmico al optimizar las condiciones de confort y habitabilidad en edificios y espacios exteriores, teniendo en cuenta, desde el planteo inicial, la incidencia de condicionantes climáticos.
Si estás planificando un nuevo proyecto de vivienda o buscás mejorar la eficiencia de tu hogar, te acercamos una serie de recomendaciones para que puedas consultar con el profesional que lo llevará adelante y contemplar:
- la conservación de calor en épocas de bajas temperaturas con aislación térmica, la forma, el diseño compacto y las renovaciones de aire,
- el uso de colores claros en los muros exteriores y techo, así como el sombreado solar en las ventanas,
- la inclusión de sistemas solares pasivos,
- la incorporación de refrescamiento natural con ventilación cruzada y selectiva, vegetación exterior y superficie de las ventanas,
- Los obstáculos contra el viento, y
- el nivel de hermeticidad de la vivienda.
Lograr un uso racional de la energía en las edificaciones existentes y por construir colabora tanto con el cuidado del ambiente como con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 de Naciones Unidas que propone garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos. ¡Hagamos posible el cambio!