El ARCA publicó la recaudación tributaria de abril, dato que deja entrever un par de cuestiones relevantes: por un lado, se trata del primer número oficial del resultado fiscal del último mes. Aunque no es el único ítem relevante para los números del fisco, y de hecho en el primer trimestre el problema de los ingresos se vio más en la baja de las rentas de la propiedad que la recaudación no logró revertir, empieza a plantear el panorama, que para el Gobierno será desafiante. Por otro lado, da cuenta de la dinámica de la actividad económica.
En ese sentido, el IVA impositivo mostró un desempeño mucho más flojo que el que venía trayendo. De hecho, el primer cuatrimestre terminó con una suba del 76,3% interanual para el IVA DGI y abril una de apenas el 52,7%, equivalente con una mejora real del 3,4% anual, lo que implicó una desaceleración respecto al 5,8% de marzo y febrero. El IVA DGI es indicador de los niveles de consumo del mes anterior, en este caso marzo, momento en el que la expectativa de devaluación sacudió a la economía e impactó en caídas de la actividad proyectadas por diferentes mediciones privadas (para la UIA la industria cayó un 1,5%).
Los que traccionaron al alza durante abril fueron Ganancias impositivo, con una mejora del 110,4% nominal, equivalente a un 42,5% interanual real; Combustibles, con un alza del 113,3% nominal, e decir un 44,5% real; y las retenciones, con una mejora del 108% nominal y 40,9% real. Todas las variaciones reales son a partir de una estimación de 3% para el IPC de abril.
En abril la recaudación mostró un desempeño parecido al de los meses previos. En enero había subido un 5,8% real anual, en febrero un 11,7% y en marzo un 5,7%. El primer cuatrimestre cerró con una mejora promedio del 8,2%. real y por ahora no viene alcanzando para evitar una fuerte reducción del superávit fiscal. De hecho, en enero el positivo del fisco cayó un 34,3% real, en febrero un 42,8% real y en marzo un 23,5% real. El primer trimestre cerró con una baja del 32,9% para ese superávit fiscal, tomando en cuenta un incremento del 12,6% nominal, frente a un IPC promedio del primer trimestre del 68% interanual. El FMI exige para este año un superávit del 1,3% del PBI, que el Gobierno espera llevar al 1,6%. Resulta desafiante y, sin una recaudación extraordinaria, parece exigir algo más de ajuste del gasto en un año electoral.
La directora de Eco Go, Marina Dal Poggetto, afirmó: “La consolidacion fiscal fue muy agresiva en 2024. En el acumulado del 2025 se frenó la licuación, el gasto primario sube 12% y los ingresos 1,7%. El superavit esta cayendo 35% en terminos reales. El superavit es el ancla pero la política fiscal dejó de ser contractiva”.
Desde Vectorial detallaron: “Dado que el acuerdo con el FMI se centra en el superávit primario, genera preocupación la tendencia hacia el recorte del mismo, tal como sucedió en la primera mitad de 2024 en donde recién en mayo a partir de un buen desempeño en la recaudación del impuesto a las ganancias se pudo revertir dicho derrotero. Se exige un superávit primario del 1,3% del PBI. Traducido a pesos, la primera evaluación a finales de mayo tiene como objetivo un resultado acumulado de $6,1 billones, para lo cual el Gobierno deberá tener en los próximos dos meses en promedio un resultado de $856 mil millones, a priori desafiante si se repite la tendencia del año pasado en donde los resultados primarios fueron mermando paulatinamente de enero a abril. Milei necesitará otro mayo excepcional para cumplir con su primer examen”.
Y agregaron: “Por otra parte, es llamativo que la meta entre el tercer y cuarto trimestre solo sume $1,2 billones, lo cual denota que el grueso del ajuste pedido por el Fondo se llevaría adelante en los meses previos a elecciones priorizando así el gasto estacional elevado en diciembre. En este aspecto, el FMI prefiere quitarle poder de fuego electoral a Milei en lugar de tener un diciembre caliente. Por lo tanto, las metas intermedias tienen alguna complejidad para ser cumplidas pero el Gobierno apostará a pasar el examen a fin de año, sobre todo teniendo en cuenta que su propio objetivo (quizás osado) es aún más exigente que el solicitado por el organismo internacional”.
Por Mariano Cuparo Ortiz
Fuente: BAE Negocios